Ver lo obvio es tener una
gran idea
Hay
algo que me generó una gran duda, un hecho que me hizo ver una realidad a partir
de una observación un tanto minuciosa. El mes pasado estaba en la conocida
cafetería Starbucks tomando un café
con mis amigos cuando empezamos a observar la utilidad del aislante de calor
del café la cual permite no quemarse. Al respecto uno expresó: “A cualquiera se
le hubiera ocurrido. Es un tontería”.
Muchas
reflexiones me surgieron en cuanto a aquello. ¿A cualquiera se le hubiera
ocurrido? Si esto fuera así, ¿por qué recién se inventó en el siglo XXI? Lo
interesante de los inventores o creativos es que tienen el poder de ver lo
obvio y, esto, no es algo simple por más de que así parezca. Se nace con las
dotes creativas y esto se refleja más que nada en los adolescentes, quienes muchas
veces sin tener una formación previa realizan invenciones y descubrimientos que
ni los adultos comprenden, relacionados con la robótica, la matemática, la
física y la química, entre otras.
Un
caso es el de Easton LaChappelle, quien con tan sólo 14 años creó una prótesis
para el brazo a base de legos, todo un genio. Lo más llamativo es que este niño
nunca antes se había instruido en robótica. ¡Lo que es tener un don!
Es
muy fácil considerar que objetos cotidianos desde el más básico como el lápiz
hasta el auto parecieran surgir de la nada cuando en realidad hubo detrás un
habilidoso que, tal como expresó Adrian
Paenza: “Miró hacia dónde todos apuntaban, pero vio lo que nadie veía” y tuvo
una gran idea. Una gran idea que pasó por diversas instancias: armar el
proyecto, los bocetos, conseguir inversores, producirlo e introducirlo en el
mercado. Quizás de ahora en más podemos mirar lo que nos rodea con otra
valoración y respeto a aquellos desconocidos innovadores quienes presentan
soluciones frente a diversos problemas y siguen el lema de que “ver lo obvio es
tener una gran idea”.
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