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viernes, 28 de noviembre de 2014

Nota de opinión

Ver lo obvio es tener una gran idea

Hay algo que me generó una gran duda, un hecho que me hizo ver una realidad a partir de una observación un tanto minuciosa. El mes pasado estaba en la conocida cafetería Starbucks tomando un café con mis amigos cuando empezamos a observar la utilidad del aislante de calor del café la cual permite no quemarse. Al respecto uno expresó: “A cualquiera se le hubiera ocurrido. Es un tontería”.

Muchas reflexiones me surgieron en cuanto a aquello. ¿A cualquiera se le hubiera ocurrido? Si esto fuera así, ¿por qué recién se inventó en el siglo XXI? Lo interesante de los inventores o creativos es que tienen el poder de ver lo obvio y, esto, no es algo simple por más de que así parezca. Se nace con las dotes creativas y esto se refleja más que nada en los adolescentes, quienes muchas veces sin tener una formación previa realizan invenciones y descubrimientos que ni los adultos comprenden, relacionados con la robótica, la matemática, la física y la química, entre otras.


Un caso es el de Easton LaChappelle, quien con tan sólo 14 años creó una prótesis para el brazo a base de legos, todo un genio. Lo más llamativo es que este niño nunca antes se había instruido en robótica. ¡Lo que es tener un don!


Es muy fácil considerar que objetos cotidianos desde el más básico como el lápiz hasta el auto parecieran surgir de la nada cuando en realidad hubo detrás un habilidoso que, tal como expresó Adrian Paenza: “Miró hacia dónde todos apuntaban, pero vio lo que nadie veía” y tuvo una gran idea. Una gran idea que pasó por diversas instancias: armar el proyecto, los bocetos, conseguir inversores, producirlo e introducirlo en el mercado. Quizás de ahora en más podemos mirar lo que nos rodea con otra valoración y respeto a aquellos desconocidos innovadores quienes presentan soluciones frente a diversos problemas y siguen el lema de que “ver lo obvio es tener una gran idea”.

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